Lo importante de los valores no es publicarlos, sino implantarlos. Pilar Jericó, directora general de Be-Up

No puedes comunicar bien lo que estás haciendo mal. Primero hay que hacer las cosas bien y luego contarlas, no al revés. Luis Abril, consejero de Telefónica Europe

Todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro. Albert Camus

A raíz del comentario suscitado en Linkedin por un artículo publicado recientemente en este blog, Sonia Romero planteaba el eterno dilema entre hacer y comunicar y cómo la comunicación parece ser la eterna damnificada, aunque sea únicamente en su reputación, de la carencia de estrategia por parte de empresas e instituciones.

Y el error no solo es ajeno. Los profesionales de la comunicación también tenemos nuestro porcentaje de culpa en la vinculación automática entre buena comunicación y buena gestión.

El proceso es el inverso, se puede comunicar bien (también mal :)) lo que se gestiona bien; si la gestión no existe o es deficiente, la comunicación no tiene mucho margen. ¿Por qué?

Básicamente porque la comunicación lleva implícita una serie de valores: ética, transparencia, coherencia… a través de los cuales, pero solo gracias a ellos, se pueden generar otros: credibilidad, imagen, reputación…

Por eso cuando asistamos a espectáculos tan bochornosos como este:

No culpemos a la comunicación sino a lo que debería sustentarla y no lo hace.

Dicho de otro modo:

Si quieres credibilidad, sé creíble. Y luego, invierte en comunicación, que diría el autor de este blog.

Porque comunicar siempre tiene efectos secundarios. Manuel Campo Vidal

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Fuente de la ilustración: Freepik.es

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