La Comunicación interna como terapia

Reconforta escuchar opiniones tan autorizadas como las de Enrique Sueiro, en torno a la comunicación interna.

Desde su doble condición de divulgador científico y experto en comunicación, Sueiro traza en un artículo publicado el pasado 23 de julio en El País un diagnóstico preciso del estado de la comunicación interna en buena parte de las empresas españolas, que puede resumirse en el siguiente extracto: «Algunas organizaciones sacrifican la verdad para preservar el bien. Así, ocultan o maquillan informaciones a sus empleados con el loable fin de no desanimarles con hechos y datos que no dan la talla del mensaje oficial, manifiestan incompetencia directiva, exhiben inmadurez de gestión y miopía de sensibilidad«.

Me gustaría destacar algunas las claves propuestas que -pese a su incuestionable lógica y probados resultados positivos- siguen siendo grandes desconocidas, no tanto en su enunciación como en su puesta en marcha:

  • Principio PePa (primero las personas, después los papeles).
  • El 80/20 (escuchar/hablar).
  • Las 11 palabras clave (decir lo que se hace y hacer lo que se dice).
  • La fórmula 3C (comunicación + coherencia = confianza).
  • La rectificación como virtud (cometer siempre errores nuevos).

Y no se trata de cuestiones meramente teóricas alejadas del día a día empresarial. Bien al contrario, una apuesta decidida por la comunicación interna estimula la creatividad y la colaboración, reduce el nivel de tensiones y conflictos, incrementa la satisfacción en el trabajo, el compromiso personal de cada miembro de la organización y mejora el clima labor; sin olvidar, como aspecto igualmente sobresaliente, su incidencia final en el aumento de la productividad y en la reducción de costes.

Se trata, en definitiva, de una herramienta estratégica de primer nivel en la que apoyarse para diseñar todo un proyecto de mejora de la organización y de todos cuantos forman parte de ella, que se transmite de dentro y tienen un reflejo evidente en la percepción que se observa, también, desde fuera.

Ahora que todas las miradas se vuelven hacia la comunicación 2.0, no estaría de más que revisáramos los cimientos sobre los que asientan nuestras organizaciones para cumplir con el proverbio chino que afirma: »

Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu propia casa«.

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