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Comunicar para transformar, Custodia Cabanas y Asunción Soriano

Vivimos tiempos contradictorios, convulsos… apasionantes. Tiempos en los que una disciplina como la comunicación interna (al igual que ocurre, por ejemplo, con la atención al cliente) ha pasado del ostracismo al fulgor.

Donde se busca la complicidad de los empleados para reforzar los valores de la marca y la organización porque la comunicación externa (la más tradicional, la de la nota de prensa y gestión de las relaciones con los medios, aún más tradicionales) ya no alcanza.

Ahora, gracias en buena medida al entorno digital, la comunicación interna es una prioridad, casi una obligación, según explica José Manuel Velasco en el prólogo del libro que encabeza este artículo.

Nos han cambiado el modelo. La seguridad en el trabajo se ha diluido, en paralelo a la lealtad y compromiso del empleado. Ante un futuro incierto, y más tras una etapa de recesión, aumenta la desmotivación.

El salario económico ya no es suficiente; ahora es preciso incluir en la fórmula otro salario, el emocional.

Las empresas demandan flexibilidad y capacidad de adaptación; los empleados, participación, transparencia y coherencia.

¿Cómo conjugarlo? Convirtiendo a los empleados en colaboradores y situándolos en el centro de los desvelos de la empresa. Una fórmula que deberíamos haber comenzado a aplicar hace muchos años y que descubrimos ahora con los ojos sorprendidos de un niño.

Por eso es importante divulgar las buenas prácticas de empresas que llevan años trabajando la comunicación interna, como realiza el libro Comunicar para transformar. Una recopilación de varias ediciones de los premios del Observatorio de Comunicación Interna que integran la agencia de comunicación Atrevia, la revista Capital Humano y el IE Business School.

Y en esta obra aparecen diversas iniciativas de empresas como Mahou, ONO, Transportes Metropolitanos de Barcelona, Iberdrola o Banco Popular, dignas de reconocimiento y cuyo ejemplo bien haríamos en difundir.

En aspectos como imagen pública, reputación, reconocimiento…, el discurso oficial de las empresas ya no es una referencia. Ahora lo son sus trabajadores (y clientes). Sus retos, incluso su supervivencia, pasan por tejer otro tipo de relación con sus empleados.

Malas noticias para un buen número de empresas pero muy positivas para aquellas que sean capaces de ser, pensar, sentir y actuar de otra manera 😉

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Fuente de la imagen: Freedigitalphotos

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4 Comentarios

  • Mister Hello
    Posted 24 octubre 2016 23:17

    Es muy complicado trabajar con salarios emocionales. Todavía queda mucho de esa vieja España de "trabaja en Telefónica que es para toda la vida. Mis experiencias han sido bastante frustrantes aunque he tenido mis recompensas. La transformación es una asignatura pendiente para la mayoría de las empresas de este país.

    • Luis Miguel Díaz-Meco
      Posted 25 octubre 2016 08:58

      Tienes toda la razón, José Manuel. A pesar de los avances, creo que aún nos resta un largo trecho hasta valorar como se merece la comunicación interna y el compromiso de la empresa con el bienestar del empleado.

      Las mentalidades son difíciles de cambiar; se requiere tiempo y circunstancias apropiadas. El tiempo mengua para muchas organizaciones porque las circunstancias ya hace tiempo que cambiaron.

      Gracias por el comentario. Un cordial saludo!

  • GREGORIO RIVAS SILVA
    Posted 27 octubre 2016 19:06

    El interno puede ser uno de los grupos objetivo de la empresa, de la marca, más difíciles de atraer. Tiempo y univocidad son dos constantes difíciles de combinar en una estrategia para que el empleado se sienta más parte de la empresa que instrumento.¿He dicho empleado?; quería decir empleados porque la interacción entre ellos está hoy más que viva que nunca. Puede que sea por eso por lo que es una de las practicas tan apasionante como los tiempos de cambio que vivimos.

    • Luis Miguel Díaz-Meco
      Posted 27 octubre 2016 22:09

      Ojalá la comunicación interna termine por consolidarse como uno de los principales desafíos estratégicos de las empresas en estos tiempos tan apasionantes que vivimos.

      Un cordial saludo, Gregorio!

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