Reglas de oro para un buen comunicador

En una entrada anterior [algunas cuestiones básicas (o quizá no tanto) de comunicación] habíamos abordado como elementos esenciales de cualquier estrategia de comunicación el objetivo y el público. En esta ocasión, nos vamos a detener en la estrategia, en la planificación de nuestro discurso.

La estructura clásica, y a pesar de ello aún no superada, incluye una entrada, un desarrollo y un cierre.

  • La entrada es elemento que nos ayuda a generar expectativa, llamar la atención y crear interés. Suele incluir una parte inicial que nuestro público ya conoce para a continuación adentrarnos en lo novedoso, aquello que se ignora y el elemento sobre el que vamos a comenzar a edificar nuestro mensaje.
  • El desarrollo del mensaje debe apostar por algunos elementos que facilitarán la consecución de nuestros objetivos: la sencillez, las imágenes (con refranes o citas), la fluidez, la riqueza verbal.
  • En el cierre hemos de retomar las ideas clave. Para recalcar su importancia podemos valernos de algunas herramientas como los silencios -al inicio y al término de cada uno- o una cadencia más lenta que recalque cada una de las palabras y dé relevancia a nuestros mensajes.

La persuasión juega un papel primordial en la planificación de cualquier comunicación y para ello es conveniente saber que:

  • No es lo mismo decir que contar. No es lo mismo referir el porcentaje de parados existente actualmente en España que narrar la historia de uno de ellos y ponerlo como ejemplo de las penurias y dificultades que atraviesan el resto. En el primer caso, el dato -por elevado que sea- puede llegar a olvidarse o distorsionarse; en el segundo, las experiencias de esa persona nos llegarán mucho más y harán que nos planteemos realmente lo elevado de las cifras y lo que suponen.
  • Es siempre aconsejable acompañar nuestro mensaje con datos, informes, estadísticas… que avalen nuestros argumentos. La legitimidad la situaremos fuera y no dentro del propio emisor. Si volvemos al ejemplo del desempleo y queremos abundar en la idea de su elevado porcentaje podemos compararlo con otros países de nuestro entorno o incluso con el existente en España en otros años para ver realmente, de forma gráfica, la dimensión de los números y lo explícito de la comparación.

Para finalizar, con este resumen de las enseñanzas de Juan Quesada -un profesional que ha trabajado todos estos conceptos con múltiples políticos de diferente signo y condición e intuyo que con suerte diversa- vamos a comentar algunas reglas de oro para ser un buen comunicador.

  • Concentrarse en lo esencial. Hablemos mientras tengamos algo realmente interesante que decir. En caso contrario, estamos mejor callados. Si vamos al grano y nos centramos en aquello que conocemos, nuestro discurso será infinitamente más brillante (lo cual en algunos casos no es garantía de mucho) que si divagamos.
  • Abordar un solo tema nos permitirá centrar el discurso, «colocar» con mayor facilidad nuestro mensaje e interesar a nuestro público.
  • Los discursos no se pueden leer. Al margen de las obvias diferencias entre el lenguaje escrito y el oral, el mensaje y el autor pierden credibilidad. Es mucho más recomendable recoger únicamente las ideas clave y traducirlas al estilo, la cadencia y el vocabulario de cada persona. Sólo es preciso práctica… y más práctica.
  • El humor, si se tiene cierta gracia, es siempre garantía de éxito. Pero como casi todo en esta vida, con moderación. Se trata de un recurso del que no conviene abusar porque en ocasiones los discursos se convierten en pretendidos monólogos -al más puro estilo Club de la comedia- y lo peor es que la risa de los asistentes a un mitin (si utilizamos el ejemplo político) no es garantía de que el recurso haya funcionado.
  • El uso del plural de modestia (el nosotros frente al yo) fortalece la sensación de comunidad, acerca al emisor con su público y evita el peligro de los excesivos personalismos.

Todos estos elementos, por supuesto, no conocen limitaciones ya se trate de medios off u online. Los fundamentos son los mismos y el mal uso que solemos hacer de ellos, lamentablemente, también.

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6 Comentarios

  • Celine Luggage
    Posted 03 mayo 2012 10:06

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  • Luis Miguel Díaz-Meco
    Posted 03 mayo 2012 13:04

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  • Patricia Gallegos Valdez
    Posted 22 febrero 2021 17:59

    Me parece muy buena información, acertada y en efecto nos damos cuenta que en ocasiones dejamos de tener buena comunicación por envolvernos en la rutina.

    Agradezco este espacio.

    • Luis Miguel Díaz-Meco
      Posted 22 febrero 2021 18:18

      Muchas gracias por el comentario, Patricia.

      Como bien señalas, en comunicación -hasta que no tengamos unos hábitos firmes y consolidados- no conviene despistarse. Los errores están a la vuelta de la esquina 😉

      Un cordial saludo desde España!

  • Mauricio Gamiño De León
    Posted 15 octubre 2021 05:34

    » El humor, si se tiene cierta gracia, es siempre garantía de éxito. Pero como casi todo en esta vida, con moderación.»
    Gracias por estas palabras tan concisas y verdaderas.

    Saludos desde Guanajuato, México

    • Luis Miguel Díaz-Meco
      Posted 15 octubre 2021 08:26

      Muchas gracias, Mauricio. Tal y como indicas el problema con el humor está en los detalles, no a todo el mundo nos satisface lo mismo. Por lo tanto, parece prudente -siempre- optar por la moderación 😉. Un cordial saludo, de vuelta, desde Madrid (España)

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